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RETARDA EL ENVEJECIMIENTO A TRAVÉS DE  HÁBITOS PODEROSOS

La gratitud y su poder en el arte de la sanación.

 Agradecer te sana

Generalmente con mis pacientes, así como también en redes sociales y múltiples conferencias, he tratado de magnificar la importancia de agradecer, de mantener una actitud permanente de agradecimiento en la vida, de no sentirnos merecedores de nada. La gratitud es quizás la clave más importante para encontrar el éxito, la salud y la felicidad. Apreciar nuestra vida significa saber quiénes somos, qué tanto nos importa y qué hace que cada día valga más la pena vivirla. Prestar atención a todas las bendiciones que diariamente recibimos y agradecer por todo lo que tenemos alrededor nos sitúa en un estado mental positivo que nos conduce a la sanación, nos conecta con el mundo que nos rodea y con nosotros mismos. 

Múltiples investigaciones científicas han demostrado a través de los años que centrarse en todo por lo que estamos agradecidos es una forma universalmente gratificante de sentirnos más felices, más satisfechos y saludables. Como un importante principio de salud mental y física, los beneficios de la gratitud se extienden mucho más allá de lo que podemos imaginar. Los estudios científicos han encontrado que la gratitud está asociada con: mayor felicidad, más optimismo y emociones positivas, relaciones nuevas y duraderas, mejor salud, más progreso hacia las metas personales, menos dolores y molestias, más atención y determinación, aumento de la creatividad, generosidad, longevidad y empatía, mejor sueño y una excelente autoestima. Todos deberíamos de manera automática, así como respirar, practicar el arte de agradecer para lograr mantenernos saludables; sin embargo, a medida que aspiramos a cultivar más gratitud, hay dos preguntas a considerar como: 

¿Por qué la gente tiene problemas para sentirse agradecida?

A muchas personas les cuesta reconocer lo que tienen y reciben. Una de las explicaciones que dan, sobre por qué han dejado de mostrar aprecio o agradecimiento (o incluso de sentirlo) es que simplemente han dejado de prestar atención, ya que sus vidas se han vuelto más aceleradas o rutinarias; funcionan en piloto automático. Parte de la razón por la que comenzamos a dar por sentadas las cosas (incluídas las relaciones), es porque en realidad es difícil reconocer y valorar lo que tenemos. 

Disminuir la velocidad y vivir en un estado en el que nos sentimos más presentes y conscientes de lo que tenemos nos hace más felices y da sentido a nuestras vidas, nos permite sentir más alegría y paz, pero, en ocasiones, también es una puerta de entrada a la tristeza, aunque parezca controversial. 

Por mucho que todos digamos que queremos amor, reconocimiento, felicidad, amabilidad y generosidad, puede ser muy difícil aceptar cada uno de ellos, por una variedad de razones inesperadas. Amar significa que somos vulnerables, lo que nos coloca en una posición en la que tenemos algo que perder o deber. Estar en contacto con lo que nos importa nos acerca a nuestros sentimientos, donde la felicidad y la tristeza son cada vez más prominentes y se debaten.  Esta emoción puede hacernos sentir incómodos o ansiosos, pero también puede tener un efecto calmante y estimulante al mismo tiempo, haciéndonos sentir más vitales y exuberantes. Sentir tristeza nos centra en nosotros mismos, porque la vulnerabilidad nos permite ser más humanos y frágiles.

Explicaré esto de otra manera, la gratitud nos recuerda lo que nos faltaba en el pasado. No puedo decir cuántas personas han venido a mi consultorio más felices que nunca por haberse curado de una hepatitis, alguna enfermedad intestinal o por haber bajado de peso, y sin embargo, están completamente aterrorizadas, porque temen volver a subir de peso o por aceptar que deben comer de una manera más saludable de por vida, pues creen que comer saludable es sinónimo de comida aburrida, sin sabor. Obtener algo que queremos, después de no tenerlo durante tanto tiempo, nos haría aún más agradecidos y esto es, en parte, cierto. Sin embargo, también nos lleva a enfrentar desafíos para aceptar que puedes ser más humilde y una mejor persona, aceptando el amor o la generosidad de otros y expresar gratitud cuando experimentamos algo tan diferente de lo que estamos acostumbrados por carencias afectivas, especialmente en nuestra infancia.  Cuando esto sucede, comenzamos a sentirnos incómodos o indignos de las cosas que estamos recibiendo. 

Reconocer lo que tenemos también puede provocar culpa o sentimientos de endeudamiento. Podemos sentirnos avergonzados o disculparnos por obtener lo que alguien más quería o incluso por sentir que tenemos más que otra persona, especialmente cuando se trata de un padre, un hermano, un hijo o un amigo cercano. También podemos sentirnos abrumados por el sentimiento de que ahora le debemos a alguien más, nuestra felicidad. 

Sin darnos cuenta, toda esta complejidad de sentimientos indeseables, nos limita el disfrutar los beneficios fisiológicos, demostrados científicamente, de la gratitud, la cual libera hormonas mágicas de la felicidad, como endorfinas, serotonina, dopamina, oxitocina. 

Esto nos puede conducir a comenzar a ver nuestra vida a través de una lente distorsionada, con pensamientos como “Él solo quiere algo de mí” o “Esto no va a durar, así que no te pongas demasiado cómodo” y estos pensamientos y emociones inquietantes pueden hacer que las expresiones de gratitud o los reconocimientos del contraste entre nuestro pasado y nuestro presente se sienten mucho más difíciles, incluso amenazantes. Lamentablemente queda de esta forma demostrado lo complicado del pensamiento humano y lo difícil y complejo que resulta algo tan sencillo como es simplemente ser agradecidos.

¿Cómo podemos sentirnos más agradecidos?

Lo primero que debes hacer es desafiar tu propia voz interior crítica. Podemos comenzar a sentir más gratitud al calmar los pensamientos negativos que nos vuelven contra nosotros mismos y las personas que amamos. La voz interior que nos critica o culpa es un proceso de pensamiento destructivo que nos hiere en nuestra vida diaria, al avergonzarnos y advertirnos contra otros. Este “ángel malvado interno” es como una nube oscura sobre nuestras cabezas, salpicando pensamientos como: “Hoy va a ser uno de esos días”, “Todo es demasiado estresante”, “Solo mantén la cabeza baja”. A veces, esta voz interna que nos critica nos inunda con un aguacero; esta voz puede incluso sonar relajante con pensamientos como, “Cuídate tú. Nadie más lo hará” o ” No te molestes en hacer un esfuerzo, no te lo agradecerán”, “No tienes porque darle nada a nadie”. Es fácil ver cómo este crítico interno puede interferir con nuestros sentimientos de gratitud. Nos saca del presente y nos mantiene distorsionando la forma en que vemos a las personas y el mundo. Cuando estamos en este estado, a menudo no estamos disponibles o no estamos en sintonía con otras personas. Mientras escuchamos esta voz, nos perdemos de ver el mundo que nos rodea a través de una lente realista más compasiva y amorosa. No podemos apreciar lo que es bueno en nuestras vidas, en nosotros mismos y en los demás. Perdemos de vista el hecho de que tenemos el derecho de valorar y perseguir lo que da sentido a nuestras vidas. Todos podemos ser más conscientes de esta voz destructiva y no dejar que controle nuestras emociones y acciones.  

La actitud es actuar agradecido y aceptar. Esto suena obvio y simplista, pero es una verdad que, así como actuar con más amor nos conecta con nuestros sentimientos de estar enamorados, expresar más gratitud nos hace sentir más conectados y agradecidos. Podemos participar en actos que nos ayudarán a conectarnos con nuestros sentimientos de gratitud, desde pequeños gestos como cocinar un desayuno sorpresa a tu pareja o, en el caso de un hijo, lavar los platos o sacar la basura sin que mamá te lo pida, también llamar a un amigo, del cual hace tiempo no sabes, y expresarle cuánto lo aprecias. En cada uno de estos actos, debemos esforzarnos por estar presentes y absorber todo lo que ocurre. Deberíamos tratar de no desviar nuestros ojos o descartar las cálidas respuestas que podemos recibir. Muchos se sorprenden de lo difícil que es, pero la aceptación puede ser nuestro mayor desafío. 

Desde el principio, a muchos de nosotros se nos enseña a ser autosuficientes y a no esperar ni tomar demasiado de los demás. En verdad, es importante no rechazar ofertas, obsequios o evitar cumplidos. Cuando evitamos el reconocimiento o la generosidad de los demás, en realidad los lastimamos y les negamos la buena sensación que nos darían. También fallamos en corresponder con gratitud. Es importante no escuchar nuestra voz interna crítica, cuando se vuelve paranoica acerca de la generosidad de los demás: “¿Qué quiere ella de ti?”, “Si aceptas esto, él va a pensar que se lo debes”. La clave es tener contacto visual y decir gracias por cualquier forma de generosidad o reconocimiento que se te presente sea el detalle que sea.

Practica la atención plena (mindfulness), es una forma de conectarte con tu vida y no implica mucha energía, sino, más bien, una especie de cultivar la atención de una manera particular al momento presente, al hoy y ahora. Cuando practicamos la atención plena, permitimos que nuestros pensamientos y sentimientos se muevan a través de nosotros sin hacerse cargo, desviarnos y perdernos. La atención plena nos permite estar más conectados con las personas que nos rodean y despertar a lo que nos hemos estado perdiendo, mientras nos centramos solo con nuestra existencia diaria. Practicar la atención plena es una forma continua, orgánica y efectiva de aprovechar nuestros sentimientos de gratitud.

Tenemos que agradecer el privilegio de un atardecer, el sabor de una mandarina en la boca y la belleza casi insoportable de la vida que nos rodea; metidos en nuestros problemas, podemos perdernos en un lugar más pequeño, en un estado de conciencia, que en psicología budista se llama el “cuerpo del miedo “, que nos trae sufrimiento a nosotros y a los demás, o podemos dar vida a la calidad del amor y la apreciación, que yo llamaría gratitud. Recuerda 3 palabras mágicas que abren todo corazón: Por favor, Gracias y Perdón.

Deja de tener turbia la vista, confía en la magia de los nuevos comienzos, busca la luz y centra tu vida en el amor y el servicio y comenzarás a disfrutar de la maravilla de realizar actos de amor y convertirte en testigo presencial  de la felicidad de otros. Es la manera más sencilla de poner nuestra energía en personas que solo quieren enriquecer nuestra existencia, las excusas siempre estarán ahí, pero las oportunidades no.  ¡Sé siempre agradecido! #Decide #SerFeliz #Decide #SerSaludable #ComienzaHOY

Enlaces o links recomendados: 

https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/10413200.2014.889255

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/?term=Optimism+and+Cause-Specific+Mortality%3A+A+Prospective+Cohort+Study

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/25402955

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